Caracas, 3 de enero de 2024. El salario mínimo en Venezuela lleva 21 meses congelado en Bs 130, que equivalen a $3,62 al cambio oficial. Esta cifra representa una pérdida de 88% de su valor en dólares desde el último aumento decretado por el gobierno de Nicolás Maduro el 15 de marzo de 2022, cuando el sueldo era de $30.
Los venezolanos que dependen de este ingreso han visto cómo su poder adquisitivo se ha deteriorado en un escenario de hiperinflación, que ha elevado los precios de los bienes y servicios tanto en bolívares como en dólares. Esto significa que los trabajadores que cobran el salario mínimo cada vez pueden comprar menos con su pago, mientras que los productos que necesitan suben de costo.
El gobierno ha intentado compensar esta situación con el aumento de los bonos que otorga a través del sistema patria, que suman alrededor de $70 para los beneficiarios de sus asignaciones. Sin embargo, estos bonos no llegan a toda la población y no tienen efecto sobre los pasivos laborales, como las prestaciones sociales, al no tener carácter salarial.
De hecho, en la estructura de la remuneración del trabajador que percibe el salario mínimo, el sueldo solo representa menos 4% del total, mientras que los cestatickets abarcan 39% y el bono de guerra económica 57%. Por eso, el reclamo de la población venezolana de cara a 2024 es el aumento del salario, que afecta a toda la masa laboral de la administración pública, estimada en más de 4 millones de personas, y que se usa como referencia para el sector privado.
Por eso, el pago -bajo el concepto «salario»-, es la gran exigencia de la población venezolana de cara a 2024. Toda la masa laboral de la administración pública —que se estima en más de 4 millones de venezolanos— está sometida a estos $3,62, monto que se usa para determinar las tablas salariales, las primas y otros pasivos como las vacaciones y utilidades.
La ausencia de un aumento ha causado un descontento importante en la población laboral del país. Según los registros de Instituto de Altos Estudios Sindicales (Inaesin), desde marzo de 2022 hasta diciembre de 2023 se registraron 2.565 conflictos laborales. La mayoría de estos casos estuvieron vinculados con exigencias de salarios dignos.
En esta misma línea, la Federación Venezolana de Maestros (FVM) convocó la primera protesta gremial del año el próximo 9 de enero, exigiendo un aumento salarial y de pensiones, además del respeto a los contratos colectivos.
Sus expectativas, así como las de otros sectores laborales, están centradas en que para este año el chavismo ponga fin a la política salarial que instauró desde 2020. Las esperanzas se sustentan en la naturaleza de este 2024, un año el que se celebrarán elecciones presidenciales que podrían inducir a un incremento del gasto público.
Este #Martes9, a retomar la lucha democrática por los derechos laborales que nos robaron. #El9PaLaCalle pic.twitter.com/2hZbUg8c20
— #EducadoresJubilados (@Asocejuprc) January 2, 2024
¿Habrá incremento del salario mínimo?
Cuestionar un incremento salarial en un año entero habría sido impensable en otro período del chavismo, pues durante los gobiernos del fallecido Hugo Chávez y del mandatario actual, Nicolás Maduro, en el período de 1999 a 2019, se ejecutaron 51 aumentos salariales, un promedio de 2,3 ajustes por año.
Los aumentos salariales eran una parte clave del discurso populista del chavismo, que se enorgullecía de la frecuencia y los porcentajes de cada aumento.
«Por 12º año consecutivo incrementamos el salario mínimo, que hoy es uno de los más altos en este continente», celebraba Chávez en 2011, dos años antes de que la debacle económica del país diera sus primeros pasos.
Las declaraciones de Chávez dejan en evidencia la estrepitosa caída de la economía venezolana en poco más de una década. Del triunfo que representaba para el chavismo presumir de tener uno de los mejores salarios del continente, ahora Venezuela ostenta la penosa reputación de conservar el peor salario de la región, y con diferencia.
Los $3,61 representan apenas 2% de los $152 que registra Argentina, el segundo país con el peor salario mínimo en la región. Los demás países cerraron el año así:
- Perú: $276
- República Dominicana: $277
- Brasil: $291
- Panamá: $326
- Honduras: $329
- Colombia: $355
- Paraguay: $368
- Ecuador: $460
- Chile: $567
- Uruguay: $570
- Costa Rica: $687
Ahora esta narrativa ha cambiado y el Gobierno parece esquivar la conversación salarial, dilatarla pese a los reclamos de las bases trabajadoras que el «presidente obrero» dice representar.