¿Quien es John Lasseter? Natural de Los Ángeles, California, siempre ataviado con camisas hawaianas —posee una colección de miles— y fan absoluto de la NASCAR y la automoción en general, John Alan Lasseter es uno de los más importantes directores de la historia de la animación. Y en parte gracias a Steve Jobs, quien le dio algo que podemos entender como una estrategia de líder.
Fundador de Pixar, a Lasseter le debemos muchas de las ideas de ‘Toy Story’, ‘Bichos’, ‘Cars’ o’ Up’. En la saga Toy Story, de hecho, Lasseter ha ejercido como director de escenas, guionista, modelador y hasta desarrollador de los sistemas de iluminación y animación. Durante más de una década fue el supervisor último de todas las películas de los Walt Disney Animation Studios y se estima que sus películas han recaudado 20.000 millones de dólares.
Pero no siempre fue así. Antes de dar pie a dos de las franquicias más rentables de todos los tiempos —Toy Story y Frozen—, Lasseter se mostraba con un nombre inseguro, con muchas ideas pero sin una dirección clara. Hasta que conoció a Steve Jobs.
El día que Steve Jobs y John Lasseter definieron Pixar
Cuando John Lasseter se acercó a Steve Jobs, él trabaja en un cortometraje que serviría de demo técnica para demostrar de cuánto era capaz Pixar con aquellos ordenadores. Era el único animador y de novato no tenía nada: consiguió trabajo en Walt Disney Productions gracias a su exitoso proyecto estudiantil, ‘Lady and the Lamp’.
Sin embargo, su encono y obsesión en la animación por computación le llevó a ser despedido de Walt Disney. No tardó en encontrar un lugar donde sí se verían con buenos ojos sus obsesiones: el Grupo de Gráficos de la División de Computación de Lucasfilm. Por desgracia, este departamento terminó vendido al mejor postor: Steve Jobs. Así que el destino de Lasseter estaba en manos del dueño de Apple, quien le dio una única orientación cuando comenzó a trabajar bajo su abrigo: “Solo hazlo genial” —make it great—.
Algo le caló. Aquellas palabras le inspiraron. Trabajó de manera compulsiva durante semanas. Y su corto, Tin Toy, ganó un Oscar al mejor cortometraje animado, el primero en la historia en lograr dicho galardón, con una categoría inaugurada para laurear semejante hito.
Hazlo mejor, hazlo genial
A lo largo de su carrera, Lasseter ha recordado que Steve Jobs siempre le enseñó a apuntar alto. Lo más alto posible. “La calidad es el mejor plan de negocios”, decía. Pero había una frase que le caló especialmente, que Jobs repetía como un mantra una y otra vez y sería el baremo que mediría su éxito futuro: “simplemente… hazlo genial”.
Lasseter entendió que un rendimiento promedio no sirve cuando estás creando algo que quieres convertir en un fragmento de historia. Bajo su perspectiva, hacer las cosas a medias es ser mediocre, algo que solo sirve para cumplir una cuota, no para marcar la diferencia con algo disruptor.
Lasseter contó este relato a Charlie Rose y, desde entonces, lo ha mencionado en no pocas entrevistas. De hecho, en un artículo del New York Times respondió a todo tipo de preguntas y cuando habló del futuro de la animación casi repitió las palabras de Jobs: “si lo hacemos realmente bien, es decir, contar una gran historia con personajes realmente memorables y hacerla genial… Entonces estas películas entretendrán al público durante generaciones”. Tan sencillo como ilustrativo.