Israel reanudó este viernes los bombardeos sobre la Franja de Gaza, tras el fin de la tregua de cuatro días acordada con Hamás, y causó la muerte de más de 200 personas, según el Ministerio de Salud de Gaza. Los ataques se concentraron en el sur de Gaza, la zona más poblada, y afectaron a infraestructuras civiles, como un hospital y una mezquita.
El Ejército israelí justificó los ataques diciendo que estaban dirigidos a “objetivos terroristas”, como la red de túneles de Hamás, llamada el “metro de Gaza”, y las casas de varios líderes del movimiento islamista. Sin embargo, las autoridades de Gaza denunciaron que los bombardeos violaron el derecho internacional humanitario y provocaron una grave crisis humanitaria en el enclave costero.
El alto el fuego temporal, mediado por Catar y Egipto, había entrado en vigor el jueves y tenía como objetivo facilitar el intercambio de rehenes y presos entre Israel y Hamás, así como permitir la entrada de ayuda humanitaria a Gaza. Sin embargo, el acuerdo se rompió después de que Israel acusara a Hamás de lanzar cohetes contra su territorio y de no cumplir con las condiciones pactadas.
La escalada de violencia entre Israel y Gaza se inició el pasado 7 de octubre, tras una serie de protestas palestinas por las restricciones de acceso a la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén. Desde entonces, más de 14.000 palestinos han muerto por los ataques israelíes y más de 6.800 están desaparecidos bajo los escombros. Por parte de Israel, se han registrado más de 300 muertos y más de 2.000 heridos por los cohetes de Hamás.
La comunidad internacional ha hecho un llamado urgente al cese de las hostilidades y al respeto de los derechos humanos. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advirtió que la violencia tiene el potencial de provocar una crisis de seguridad y humanitaria incontrolable y fomentar el extremismo. El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, expresó que la violencia debe cesar inmediatamente y que todas las partes deben desescalar las tensiones.