James Earl Carter Jr., conocido simplemente como Jimmy Carter, falleció a la edad de cien años en su hogar de Plains, Georgia. Su hijo confirmó la noticia este domingo. Tras el trauma de la guerra de Vietnam y el escándalo Watergate, Carter, un hombre de intachable rectitud e integridad, alcanzó la presidencia en 1976. Si bien gobernó con firmeza de principios, la crisis energética y la toma de la embajada estadounidense en Irán marcaron su único mandato presidencial, eclipsando su gestión. La era Reagan lo relegó a un segundo plano político, pero su influencia creció exponencialmente tras abandonar la Casa Blanca.

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De vuelta en Georgia, dedicó su vida al fomento de la democracia y los derechos humanos a través del Centro Carter, labor que le valió el Premio Nobel de la Paz en 2002. Como señaló Gunnar Berge, presidente del Comité Nobel en la ceremonia de entrega, Carter quizás no sea recordado como el presidente más exitoso de la historia de Estados Unidos, pero indudablemente es considerado su mejor expresidente.

En febrero de 2023, el Centro Carter anunció su decisión de recibir cuidados paliativos en su residencia. Esta noticia provocó una ola de apoyo y una reevaluación de su controvertida presidencia, ahora vista con mayor comprensión y admiración. Su centenario, el pasado 1 de octubre, se convirtió en un sentido homenaje a su vida y legado. En su última aparición pública, se le vio observando un sobrevuelo de aviones en su honor desde el jardín de su casa. Incluso en sus últimos años, participó activamente en la vida política, votando por correo en las últimas elecciones presidenciales y asistiendo al funeral de su esposa, Rosalynn, fallecida a los 96 años en noviembre de 2023. Acompañado por sus sucesores, Bill Clinton y Joe Biden, participó en el servicio fúnebre, visiblemente conmovido.

Nacido el 1 de octubre de 1924 en Plains, Georgia, Carter superó a George H.W. Bush como el presidente estadounidense más longevo y el que más tiempo ha sobrevivido a su mandato, más de cuatro décadas, presenciando siete sucesiones presidenciales. Su victoria en 1976 contra Gerald Ford se cimentó en su promesa de honestidad tras el Watergate y la derrota en Vietnam, un mensaje que resonó profundamente en el electorado: “Si alguna vez les miento, si alguna vez hago una declaración engañosa, no me voten. No merecería ser su presidente”. Como último candidato demócrata en ganar el apoyo del sur profundo antes del auge republicano, representaba un cambio generacional.

Criado en una familia de agricultores y activistas en Georgia, con un padre legislador y una madre enfermera comprometida con el trabajo social, Carter se graduó en la Academia Naval de Annapolis. Tras servir en la Marina, regresó a Plains en 1953 y se involucró en la política estatal, alcanzando la gobernatura de Georgia en 1968. Su enfoque en la sostenibilidad, la eficiencia gubernamental y la igualdad racial llamó la atención a nivel nacional. La idea de una candidatura presidencial surgió en 1971, y para 1974, aunque prácticamente desconocido, iniciaba una campaña que lo llevaría a la Casa Blanca, impulsada por su imagen fresca y honesta, lejana de la corrupción de Washington.

Tras su investidura en 1977, optó por un paseo entre la multitud hasta la Casa Blanca, un gesto que reflejaba su visión de una presidencia más cercana a la ciudadanía. Priorizó el control de armas, los derechos humanos y el medio ambiente, una agenda que, en un contexto de inflación galopante y problemas internacionales, no logró el apoyo popular esperado.

En política exterior, los Acuerdos de Camp David de 1978, que mediaron la paz entre Egipto e Israel, constituyen uno de sus mayores logros. También logró la ratificación de los tratados del Canal de Panamá y estableció relaciones diplomáticas con China. Sin embargo, la invasión soviética de Afganistán y, sobre todo, la crisis de los rehenes en Irán, que duró 444 días, minaron su popularidad irremediablemente. La derrota frente a Ronald Reagan en 1980 fue aplastante. Reagan explotó con éxito la situación económica y la crisis de los rehenes en su campaña, utilizando la frase “¿Está usted mejor ahora que hace cuatro años?”, que luego repetiría Donald Trump.

Tras su salida de la Casa Blanca, su labor humanitaria a través del Centro Carter le valió el reconocimiento mundial y el Nobel de la Paz. Su compromiso con la erradicación de enfermedades, la observación electoral y la promoción de la democracia perdurará como parte de su legado. Su nieto, Jason Carter, resumió el espíritu de su abuelo en la última convención demócrata: una vida dedicada a la fe, la dignidad humana y el servicio a los demás, un legado que trasciende los límites de su presidencia.

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