Caracas, 3 de enero de 2024. El año 2024 será decisivo para el futuro político y social de América Latina, que tendrá que elegir a sus gobernantes en seis países: El Salvador (febrero), Estados Unidos (noviembre), México (junio), Panamá (mayo), República Dominicana (julio) Uruguay (noviembre) y Venezuela (diciembre).
Estas elecciones se realizarán en un contexto de crisis de la democracia en el mundo, según el último informe del Instituto para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional), que alerta sobre las amenazas a la integridad de los procesos electorales, a la independencia del poder judicial, a la seguridad o la libertad de expresión y de reunión, incluso en países con sistemas democráticos consolidados.
Además, el “Informe Latinobarómetro 2023: La recesión democrática de América Latina” revela que en 2023 solo el 48 % de los latinoamericanos apoyaba la democracia en la región, lo que representa una caída de 15 puntos porcentuales desde el 63 % de 2010.
Estos datos reflejan el descontento y la desconfianza de la ciudadanía hacia sus instituciones y sus representantes, así como el impacto de la pandemia de covid-19, la pobreza, la desigualdad, la corrupción y la violencia en la región.
Los resultados de las elecciones tendrán también implicaciones para las relaciones internacionales de América Latina, especialmente con Estados Unidos, Rusia y China, que son actores clave en el comercio, la cooperación y la seguridad de la región.
En el caso de Estados Unidos, el país norteamericano tendrá que renovar su Congreso y elegir a su presidente, lo que podría afectar a las políticas migratorias, comerciales y de seguridad que afectan a los países latinoamericanos, especialmente a México, que también celebrará elecciones legislativas y locales en junio.
Por su parte, Rusia, que elegirá a su presidente en marzo, tiene en América Latina cuatro socios estratégicos para su comercio exterior: Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia. El resultado de las elecciones en Venezuela, que se celebrarán en diciembre, podría modificar el escenario de las relaciones entre ambos países, que mantienen una alianza política, económica y militar.
Finalmente, China, que no tiene elecciones previstas para este año, seguirá siendo un actor relevante en la región, donde ha aumentado su presencia e influencia en los últimos años, mediante la inversión, el comercio, la cooperación y la diplomacia.
Así, el año 2024 será un año electoral clave para América Latina, que tendrá que definir su rumbo democrático y su posición en el escenario internacional.